El turismo del futuro ya es realidad en Copenhague. Moverse en bici o en vehículos eléctricos, comer alimentos ecológicos y alojarse en hoteles respetuosos con el medio ambiente son algunas de sus claves
El centro de Copenhague (en la imagen, un café en la comercial Kobmagergade) es ideal para moverse en bici.- ANDRÉS CAMPOS
Usar la bicicleta para ir al colegio o al trabajo en una ciudad donde llueve (o nieva) 170 días al año y donde hasta las mejores mañanas de verano hay que salir con un forro polar atado a la cintura, por si acaso, es algo admirable, algo para lo que hay que tener mucha necesidad o mucha conciencia. Necesidad, en Copenhague, poca. Conciencia, para parar un tren. Impresionado se queda el viajero que viene de España, donde las bicis solo se sacan los domingos que hace sol y 20 grados, al ver con qué cívico empeño pedalean aquí todo el año grandes y pequeños, estudiantes y oficinistas, señoras finas y barrenderos, policías y carteros. Porque no son cuatro ecologistas, sino el 36% de los copenhagueses, los que marchan a sus diarias ocupaciones de esta guisa. Sigue leyendo