En público, el discurso de muchos directivos y empresas alaba, elogia y vanagloria la sostenibilidad. En privado, las alabanzas, las palabras, encuentran en los números tanto su aval como su acicate. Aún muchos dudan del retorno de la inversión (ROI) de la sostenibilidad, pero, como constata el último informe global de McKinsey en esta materia, cada vez son más los ejecutivos y corporaciones que tiran de la sostenibilidad no tanto por razones reputacionales –un paso adelante con respecto a visión marketiniana– sino que la usan para liderar la estrategia corporativa y el valor de la compañía a medio y largo plazo.
Por primera vez, como concluye el estudio, sostenibilidad, creación de valor y ROI parecen darse la mano, apenas tímidamente, pero con la seducción mutua necesaria como para que el negocio de la sostenibilidad sea visto como un valor en sí mismo.
La tesis del informe de McKinsey es contundente: las empresas buscan y se acercan ya a la sostenibilidad no tanto por reputación sino como motor del crecimiento y de la búsqueda de la mejora continua de la compañía en términos competitivos. Sigue leyendo