
Esta definición sienta sus bases en la definición de Desarrollo Sostenible presentada en el Informe Brundtland elaborado por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD) en el año 1987. Tal como puede verse en la primer parte de la definición, se rescata la noción de solidaridad intergeneracional al destacar la idea de que el turismo en el presente debe desarrollarse de manera tal que se garantice el disfrute de las generaciones futuras. Asimismo, la segunda parte de la definición agrega y da cierto énfasis al hecho de que dicha satisfacción de necesidades no ponga en juego la preservación de los recursos naturales, que en fin son la materia prima del desarrollo turístico.
Continuando con la evolución del concepto, en el año 1995 se organiza la Conferencia Mundial de Turismo Sostenible en Lanzarote (Islas Canarias) donde se redacta la Carta del Turismo Sostenible que se estructura en 18 principios. En la misma se destaca la condición ambivalente del turismo, en tanto que puede “aportar ventajas en el ámbito socio-económico y cultural y, al mismo tiempo, contribuye a la degradación ambiental y pérdida de la identidad local” (Carta del Turismo Sostenible, 1995). Esta característica ambivalente de la actividad turística está estrechamente ligada a la forma en que se desarrolla, por lo que resulta fundamental la necesidad de crear conciencia en los actores claves y estimular un desarrollo turístico cimentado en los criterios de sostenibilidad, es decir que no sólo sea respetuoso con el medio ambiente, sino también viable económicamente, justo y equitativo para las comunidades locales, garantizando así la conservación de los recursos naturales y culturales de los que depende la actividad.
Por lo expuesto, si debemos pensar qué es el Turismo Sostenible podríamos indicar claramente que implica desarrollar la actividad de manera equilibrada entre los tres ámbitos de la sostenibilidad. De todos modos, existen algunos detalles no menores que deben profundizarse y tenerse en consideración a la hora de hablar de la construcción de sostenibilidad en turismo.
Para ello, en el año 2004, la OMT realiza una revisión a la definición anteriormente citada y agrega que «las directrices para el desarrollo sostenible del turismo y las prácticas de gestión sostenible son aplicables a todas las formas de turismo en todos los tipos de destinos, incluidos el turismo de masas y los diversos segmentos turísticos. Los principios de sostenibilidad se refieren a los aspectos ambiental, económico y sociocultural del desarrollo turístico, habiéndose de establecer un equilibrio adecuado entre esas tres dimensiones para garantizar su sostenibilidad a largo plazo”.
Esta primera parte de la revisión deja implícito que el turismo sostenible no debe ser considerado un tipo de producto turístico más como lo es el turismo cultural, el ecoturismo, el turismo de negocios, etc., sino que es una condición, un estado, a la que cualquier tipo de turismo puede llegar. No debemos emplear el término «Turismo Sostenible» como algo marginal, sino que debemos trabajar en pos de que la actividad adopte prácticas y formas de desarrollo acordes a los principios de la sostenibilidad.
Continuando con la revisión de la OMT, agrega:
“Por lo tanto, el turismo sostenible debe:
1) Dar un uso óptimo a los recursos ambientales que son un elemento fundamental del desarrollo turístico, manteniendo los procesos ecológicos esenciales y ayudando a conservar los recursos naturales y la diversidad biológica.
2) Respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas, conservar sus activos culturales arquitectónicos y vivo y sus valores tradicionales, y contribuir al entendimiento y a la tolerancia intercultural.
3) Asegurar unas actividades económicas viables a largo plazo, que reporten a todos los agentes unos beneficios socioeconómicos bien distribuidos, entre los que se cuenten oportunidades de empleo estable y de obtención de ingresos y servicios sociales para las comunidades anfitrionas, y que contribuyan a la reducción de la pobreza.
El desarrollo sostenible del turismo exige la participación informada de todos los agentes relevantes, así como un liderazgo político firme para lograr una colaboración amplia y establecer un consenso. El logro de un turismo sostenible es un proceso continuo y requiere un seguimiento constante de los impactos, para introducir las medidas preventivas o correctivas que resulten necesarias.
El turismo sostenible debe reportar también un alto grado de satisfacción a los turistas y representar para ellos una experiencia significativa, que los haga más conscientes de los problemas de la sostenibilidad y fomente en ellos unas prácticas turísticas sostenibles.»
Esta segunda parte de la definición es muy interesante en tanto que nos permite reflexionar acerca de que la construcción de sostenibilidad en turismo debe ser un proceso que permita que la actividad se gestione de manera respetuosa con el entorno económico, sociocultural y ambiental donde se desarrolla. Estas son las tres dimensiones de la sostenibilidad que el turismo debería considerar y equilibrar para ser verdaderamente sostenible, tal como se aprecia en la figura a continuación:
Finalmente, a modo de conclusión del presente artículo puedo mencionar que debemos ser conscientes de que la articulación y la creación de sinergias multisectoriales son elementales para procurar que el desarrollo turístico sostenible de la actividad no sea utópico. El compromiso de cada actor clave del sistema turístico no es negociable, sino esencial dado que cada uno de ellos tiene un rol en este proceso de cambio donde el turismo deja de ser masivo y pasa a ser inclusivo y equitativo para las comunidades anfitrionas, respetuoso con el entorno ecológico y cultural, generador de ingresos económicos genuinos a los sectores implicados y satisfactorio y enriquecedor para los visitantes.
Source / Fuente: turismodesdeadentro.blogspot.fr
Author / Autor: Silvina Miguenz
Date / Fecha: 25/04/13
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